martes, 29 de abril de 2008

UN DÍA CUALQUIERA...


Suena el despertador, empieza un nuevo día. Caminas hasta la cocina, metes un vaso de leche en el microondas mientras pones en marcha la cafetera automática último modelo que extrae un café exquisito.
Desayunas tranquilamente con la voz de fondo del interlocutor de la radio que retransmite noticias frescas del día.
A continuación nos dirigimos al baño, donde espera una ducha para despejarnos, eso sí, después de haber enchufado el calefactor.
Nos secamos el pelo con el secador y después de los rituales habituales, nos vestimos.
Nos dirigimos hacia el coche, el cual va a ser el encargado de transportarnos hasta el lugar de trabajo.
Las personas que trabajan en oficinas se rodean de ordenadores, fotocopiadoras, escaners, teléfonos, teléfonos móviles, máquinas de café, etc. Pero no es mi caso.
Una vez acabada la jornada laboral, volvemos a dirigirnos hacia el coche. Ahora el destino es la Universidad. Recibimos las clases pertinentes y, depende del día, continuamos con trabajos, ordenadores, internet, fotocopiadoras, máquinas de café, máquinas de chocolatinas, etc.
Una vez terminada la faena, volvemos a casa, ponemos un CD en el reproductor de música relajante y preparamos la cena. Al acabar, colocamos todos los utensilios de cocina utilizados en el lavabajillas y ponemos en marcha una lavadora. A continuación nos sentamos en el sofá y enchufamos la televisión a ver que serie, programa o película retransmiten ese día.
Por último, cogemos el teléfono móvil y hacemos la llamada perteneciente a algún familiar para explicar como ha ido el día.
Ésto es un día cualquiera en nuestras vidas.
¿Quien dice que nuestra vida no gira al rededor de las tecnologías?

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